Tal vez el título de esta entrada del blog suene pretencioso, pero vamos a tratar de desgranar ciertas detalles, y por supuesto, no me refiero tan solo al vino que llena estas lineas.
Existe hoy en día, un supuesto interés sobre los sabores «a la moda» (que no modernos)…, vinos que podrían venir de cualquier parte, vinos sin alma…, bueno, esto tal vez sea excederme demasiado.
Sobre estas líneas plasmamos nuestras impresiones ante un crianza de Rioja…, un vino ciertamente clásico, que muchos consumidores rechazarían antes de probarlo por llamarlo «clásico».
Tierras de Murillo Crianza, en su añada 2014, es un vino de vivo color rojo granate oscuro, limpio y brillante, con una lágrima ligera y de capa media-alta.
Sus aromas son ligeros pero a su vez con cierta complejidad con matices de su crianza en roble y elegantes recuerdos a fruta madura y regaliz.
Al beberlo nos encontramos con un vino fresco, con cierto volumen, balsámico y con notas especiadas, una boca redonda, amplia y sedosa, vivo, con nervio y largo postgusto frutal.
Tierras de Murillo Crianza resulta un clásico vino de Rioja, apto para todos los públicos, que podremos encajar ante cualquier menú y ofrecerá una digna batalla.
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