Pues si, el retrogusto existe, esa palabreja que cuando algunos la escuchan inmediatamente les viene a la cabeza un esnob de cuidado…, ¡pues no!…, es útil y está en vigor.
El retrogusto es el recuerdo del vino que nos hemos bebido y la promesa del vino que nos beberemos en el futuro.
Para los que no anden «doctos» en biología, les diremos que la boca, ojos, nariz y oídos están conectados (cosas de la naturaleza), si, por eso hay gente que sale en la tele hinchando globos con los ojos o cuando estornudamos mientras comemos pasta nos salen espaguetis por la nariz.
El retrogusto (o la sensación retronasal) son los aromas que han pasado por la boca al llegar de nuevo a la nariz.
Así que la próxima vez que beban un vino, quédense un rato pensando después de tragar y verán como hay sensaciones tras pasar por la boca… puesto que los sabores son la mezcla entre el sentido del gusto (boca) y sentido del olfato (nariz).
Miren a los niños pequeños que cuando no les gusta una comida se tapan la nariz… y algunos adultos también lo hacen.
ya que si solo utilizásemos la boca para comer o beber tan solo seríamos capaces de distinguir entre ácido, salado, dulce y amargo (y algunos dicen que el umami)… no se metan con el retrogusto… el retrogusto mola.