Volvemos a organizar la cena – maridaje Tintívoro y Carnívoro, en esta ocasión en el Restaurante Aralar, el del II Ensanche de Pamplona, no el otro, decimos el que está cerquita de la Escuela de Arte de Pamplona, un pequeño local que regenta Marcos tras los fogones con su buena mano tomando el pulso a la carne con la plancha.
Tintívoro y Carnívoro trata de un menú basado en diferentes carnes con vinos que combinan a la perfección con cada plato.
Así pues, agarramos 6 vinazos y nos dirigimos al Restaurante Aralar a juntarlos (o maridarlos) con el menú que hábilmente nos prepararon para una cena llena de disfrute.
Los asistentes fueron recibidos, mientras tomaban asiento, por una tostada de jamón ibérico con aceite de oliva virgen extra, un detalle para ir rompiendo el hielo y calentar los músculos de la boca para lo que se avecinaba.
El vino que acompañó la tostada era Atractylis 2013, el proyecto de Lúdovic Vano en Calatayud, un 100% Syrah, una mezcla que gustó, la mineralidad y el carácter floral del vino conjugaba a la perfección… pero claro… ¿qué vino se atrevería a no funcionar con el jamón?.
El segundo plato, magret de pato con manzana guisada y uvas pasas, con el punto cojido a la perfección por la cocina del Restaurante Aralar.
Una mezcla exótica de Cabernet Franc, Merlot, Syrah y Tempranillo: Silente, en su añada 2009, traido desde tierras sevillanas, fue el acompañante perfecto del Magret suavizando las texturas en la boca y potenciando los sabores.
Pasamos, acto seguido, al secreto ibérico sobre una cama de verduras a la plancha, un corte del cerdo que cada vez está más de moda.
Al secreto, lo acompañó el vino Loess Ribera del Duero, en su añada 2011, un fantástico crianza elaborado 100% con uva Tinta Fina (Tempranillo) que conjugó a la perfección con la sabrosa carne de cerdo.
Llegó el cordero al chilindrón, no demasiada ración, el cordero por la noche resulta pesado (pero también resulta delicioso) y confiábamos en su camuflaje entre los demás platos para poder disfrutar de este maridaje con un vino sin igual.
Un vino de Toro fue el acompañante del jugoso cordero, un vino con fuerza, potencia y con mucho volumen en boca: Liberalia Cuatro, en su añada 2011, un crianza elaborado 100% con la uva Tinta de Toro (Tempranillo) y criado durante 12 meses en barricas de roble.
Un incondicional en todas las ediciones de Tintívoro y Carnívoro es el chuletón, que actua como la guinda de una fantástica cena.
El vino «más fino» para la carne «más bestia»… Vala de Solabal, en su añada 2010, las uva Tempranillo de viñedos centenarios, y afinadas durante 24 meses en el roble, jugaron con la chuleta de forma magistral haciendo que platos y copas pudieran haberse rellenado otra vez… ¡Incluso una tercera!.
Un final fresco con un postre fantástico que recomendamos pedir si acuden a dicho restaurante: cremoso de queso con salsa de frutos rojos y azúcar de cítricos.
Un vino tinto dulce, Tempranillo criado en barricas de roble y encabezado con el alcohol procedente de los orujos de la misma uva Tempranillo, un vino único: Rita Hetvin y su compleja elegancia fue el que acompañó a un postre tan adecuado para finalizar tintívoro y carnívoro.

El cartel de la actividad.
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Muy ilustrativo
Gracias