La enfermedad de la botella es un «defecto» del vino que podemos encontrarnos al descorchar la botella que nos queramos beber.
La enfermedad de la botella consiste en una pérdida de color, aromas desagradables y la posible aparición de cierta turbidez.
Este «defecto» aparece cuando el vino es sometido a cierto estrés como puede ser la agitación en viajes e incluso el embotellado ya que el vino es «algo vivo».
En el embotellado el vino se mezcla con oxígeno y el vino tarda en disolverlo una vez dentro de la botella. Algo parecido pasa cuando la botella se somete a los movimientos durante un viaje.
La solución para garantizar que este defecto no nos estropee ninguna velada es dejar descansar el vino tras un viaje o no tomarlo recién embotellado. La enfermedad de la botella desaparecerá por si sola cuando el vino descanse y vuelva a asentarse.