Tal vez me tilden de «pijo», «hortera», o de desplegar un postureo excesivo, pero si hay una región vinícola en el mundo que jamás me ha fallado a la hora de cambiar un «no me gusta el vino» por un «pues este vino si que me gusta», ese lugar no es otro que Burdeos.
Sobre estas lineas comentamos nuestras impresiones al beber uno de esos vinos de Burdeos con «apelación» propia. Se trata de Graves, en la región vinícola de Burdeos, elaborado por las bodegas Château Du Mont.
Château du Mont Graves 2013 es un vino que combina las variedades de uva Cabernet Sauvignon y Merlot con cierta crianza en barricas de roble… los franceses no son muy dados a compartir demasiada información sobre la elaboración de un vino.
25 hectareas repartidas en 3 diferentes apelaciones (Saint-Croix-du-Mont, Sauternes y Graves, la que nos ocupa) son las que producen las uvas que darán forma a sus vinos.
Su forma de clasificación es totalmente distinta ya que le dan mucha más importancia al viñedo que al tiempo de guarda, tal y como hacemos por estos lares, aunque la tendencia es cada vez mayor en ir hacia un modelo francés.
Pero eso es un debate para otras lineas… ahora mismo toda mi atención está puesta en la copa vacía y la botella llena. Tendencia que espero cambiar en breves momentos a golpe de teclado y copa tras copa.
Château du Mont Graves 2013 nos ofrece un bonito color granate al servirlo en la copa con un ribete rosa y purpúreo, una lágrima densa y de lenta caida que observamos al marear el vino en la copa para arrancarle todos sus aromas.
Es un vino que recomiendo «marearlo» en la copa para que se muestre en plenitud entre golosones aromas a frutos rojos y negros muy maduros (mora, cereza, ciruela, fresas) a la que los que le aportan complejidad diferentes recuerdos tostados (vainilla, canela).
Elegante en aromas que forman un complejo y sutil bloque compacto con todos sus matices muy bien integrados que se desgranan poco a poco conforme se suelta en la copa a golpe de muñeca, pimiento verde, hierbabuena, un punto de pimienta, tabaco, regaliz negro…
Al beberlo tiene una entrada fresca, de paso ligero, con un tanino pronunciado y de intensidad que se despliega al final del trago una vez ha acariciado todo el paladar con su frescura.
La fruta es la protagonista del paso por boca para dejar al final los tostados como testimonio del trago con un recuerdo (regaliz, canela, tabaco, cacao) no demasiado persistente pero si muy equilibrado, elegante y de un sorprendente carácter refrescante.
Sinceramente un fresco vino de Burdeos, pero con toda la intensidad y elegancia que se podría esperar, sutil en todos sus sabores y aromas pero con una deliciosa complejidad que nos empuja a probarlo una y otra vez.
Château du Mont Graves 2013 es un vino para entusiasmar a los que no beben vino y a los que lo llevan bebiendo durante toda su vida.
Me encantaría ver como se comporta este vino ante carnes como el cordero o el cochinillo, un buen guiso de ave, un queso curado e incluso ante los embutidos ibéricos.
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