La uva Syrah está de moda, se cultiva a lo largo de todo el mundo y su nombre sale impreso en los etiquetados de muchos vinos como seña de identidad incluso por delante de la región de donde procede… así que junto a Carlos Marañón (Alias: El Perolas), nos decidimos a darle un pequeño repaso.
En esta cena-maridaje, los 6 vinos tenían un nexo en común: Elaborados con uva Syrah, en diferentes años, zonas, regiones y estilos… una fiesta de diferencias sobre una base común (la uva) maridados con 5 platos que también tenía algo en común todos ellos: ¡Eran todos pizza!.
Comenzamos la noche ofreciendo, mientras todos nos sentábamos, una copa de un fantástico vino de la D.O. Navarra elaborado con uva Syrah: Paal 01 en su añada del 2013: Con volumen, carnoso y fresco, un vino sin madera, pero criado en depósitos, que nos ofrece un carácter maduro y varietal «sin la molestia del roble».
Disfrutamos mucho de este vino conforme nos sentábamos en la mesa, genial para mantener una conversación, no resultó pesado e incluso podríamos haber seguido toda la cena con el mismo vino (o con cualquiera de los que tuvimos el placer de beber en la actividad).
Como somos así de raros, comenzamos la cena con el vino más viejo (si, ¿que pasa?) Aliaga Syrah-Syrah del 2010, con tan solo 6 meses de crianza en barricas de roble… ¿Estaría muy mayor?…
…Pues no, resulto un vino interesante, maduro y elegante, hay que dejarlo respirar para que nos muestre todo su potencial. De finos aromas y beber delicado, este vino de la D.O. Navarra sorprendió para bien a los comensales que al ver la añada no acabaron de fiarse del todo hasta que lo servimos en las copas (el tiempo es ingrediente fundamental del buen vino).
Una gozada disfrutar de estos vinos con las pizzas, de masa muy fina, del Restaurante Aralar, la primera de bacon (panceta o tocino o… ya no se ni como llamarlo), cebolla y champiñones, que conjugó a la perfección con el segundo vino de la noche.
El segundo vino de la noche, Calx 2012 de Bodegas Matamangos, no era un Syrah «puro» ya que lo elaboran con un pellizco de Garnacha Tintorera. Se cría durante 9 meses en barricas de roble en la D.O. Almansa.
Vino agradable, fino, con un punto canalla (supongo que será culpa de la garnacha) y unos aromas de la crianza en barrica que adorna el conjunto sin resultar pesado. Este vino de Almansa causó controversia entre los asistentes y un interesante debate.
La pizza de atún funcionó a la perfección con el vino, los sabores se mezclaban y nos hacían dar bocado tras trago y trago tras bocado.
La noche continuó con otro Syrah nacional, esta vez nos fuimos hasta la D.O. Calatayud, elaborado por Lúdovic Vano (francés asentado en la zona) el vino Atractylis 2013 se crió durante 15 meses en barricas de roble antes de salir al mercado… pero no crean que la madera fue la protagonista de este vino.
Un vino muy marcado por un carácter mineral, la Syrah presente en todos los vinos pero vestida de diferentes maneras, elegante, sabroso y muy personal. Todos los asistentes coincidieron en reconocer que no se esperaban lo que ofrecía cada botella.
Aunque no hay que quitarle el mérito al «acompañamiento», la pizza de queso de cabra con tomatitos cherrys armonizó a la perfección con el vino haciéndonos disfrutar de cada sorbo y cada bocado.
En el quinto vino de la noche nos acercamos por Francia, a la A.O.C. Crozes-Hermitage, a disfrutar de la elegancia del vino Les Pierrelles 2013.
Vino afrutado y armonioso, maduro, sutil en todos sus aromas con una delicada complejidad, la verdad es que sorprendió a todos los asistentes (y el que más han comprado los comensales para llevarse a su casa y darle un segundo repaso).
Puede parecer, que la delicadeza haría a este vino sufrir enfrentándose a la pizza de anchoas y aceitunas negras, pero nada más lejos de la verdad ya que casaron a la perfección y se complementaron muy bien haciendo del «quinto asalto» una de las armonías que más gustó.
El último vino de la noche fue, como no podría ser de otra manera en una cata de syrah, un shiraz australiano (en Australia a la syrah la llaman shiraz), el Lost Block 2014, un vino con una crianza de 12 meses en barricas de roble que nace de la región australiana de Heathcote… con tapón de rosca (algún día hablaremos de porque los tapones de rosca «molan» más que los tapones de corchos malos).
Comparado con la «finura» y «delicadeza» de los anteriores Syrah, este vino entró como un elefante en una cacharrería, gritón, armando estruendo y pidiendo protagonismo, el gemelo malo, el primo travieso. Disfrutando de cada copa, del carácter de los llamados «vinos del nuevo mundo», entendimos el «por qué» de que la shiraz australiana goce de tan maravillosa fama y reconocimiento en todo el mundo.
Como no podría ser de otra forma, un vino tan revoltoso tenía que funcionar a la perfección con una pizza de sabores, como mínimo, tan ansiosos de protagonismo: Pizza de jamón ibérico y chorizo picante… ideal y delicioso fin de acto.
Fantástica cena-maridaje, para repetir, en la que todos los asistentes estuvieron de acuerdo en lo interesante de descubrir como varía una misma variedad de uva en cada región y con cada estilo de elaboración.
Repetiremos con otras variedades y con otras pizzas… porque la pizza, me parece un plato genial para hacer este tipo de actividades… ¡Nos vemos en la siguiente!.
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