Hace ya más de dos años, catamos la misma añada de Malaparte 2009: Cata de Malaparte 2009 13.08.2013, hoy volvemos a la misma botella (en realidad otra botella de la misma añada) y es interesante ver como este fantástico vino ha evolucionado en la botella.
Malaparte es un vino elaborado 100% con uva Tempranillo en la localidad segoviana de Cuellar, criado en barricas de roble durante 14 meses en barricas de roble francés de 225 y 300 litros.
Elaborado por Bodegas Frutos Marín, un proyecto familiar que trata de recuperar la viticultura en su zona recuperando una personalidad propia de los vinos que no dejará indiferente a aquellos que los prueben.
Es bastante curioso ver como evolucionan los vinos, e incluso mejoran (como es el caso) en la botella y como poco a poco crecen convirtiéndose en algo sorprendente.
Claro está, se necesita una gran calidad de uva y un embotellado en condiciones, un buen corcho y muy buen hacer para que los vinos reciban uno de sus ingredientes principales: el tiempo.
Malaparte 2009 ha evolucionado, eso lo percibimos nada más arrojarlo en la copa, su color continúa siendo oscuro y profundo, rojo cereza picota, muy vivo, con tonos púrpuras pero que van tornándose ligeramente caobas y tejas conforme pierde profundidad.
Espesa lágrima cuando lo oxigenamos para que suelte todos sus aromas que cae lentamente por el borde de vidrio de la copa tintándola abundantemente.
Sus aromas emanan una exuberante complejidad, frutas rojas muy maduras (ciruelas, cerezas, guindas), compotas (higos, moras), con toques golosones de un fondo balsámico (pastel de manzana, tarta de fresa, bollos de mantequilla, pan tostado), muy sutiles, en perfecta armonía, en constante cambio.
La complejidad de este vino crece conforme se oxigena, un claro recuerdo a regaliz inunda el conjunto, delicados tostados (café, canela, pimienta) aparecen poco a poco redondeando sus aromas con intensidad y persistencia pero dejando que la fruta continúe siendo la protagonista (orejones, frutas escarchadas).
Al beberlo tiene una entrada potente, llena el paladar de sabor, vuelven los recuerdos a frutos negros y mermeladas con más fuerza, pasa por la boca con un tanino amable y con un delicioso volumen que termina en un largo final que nos sugieren especias y regaliz que perduran largo rato.
Acidez perfecta, buenísima estructura, con potencia pero de una facilidad y amabilidad pasmosa que nos obliga a repetir el trago una y otra vez diciendo: ¡Increíble!.
Que bien le ha sentado el tiempo, que ganas de beberlo dentro de otros dos años (si llega viva alguna botella), que pena que en este país se le tenga tan poco respeto a un ingrediente fundamental en el vino: ¡El Tiempo!.
Un magnífico vino para aquellos que busquen la complejidad y la potencia en los vinos pero que a su vez deseen un vino equilibrado y que se pueda beber la botella casi sin darse cuenta.
Malaparte 2009 ha demostrado que es un vino que crecerá todavía más en la botella y nos mostrará un carácter más maduro y afinado la próxima vez que descorchemos una botella.
Un vino ideal para acompañar casi a cualquier plato de carne, sobre todo si es asado en el horno, embutidos ibéricos de calidad, platos con gran carga de especias, legumbre con sacramentos y quesos muy curados o ahumados.
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