Si no le gusta el vino, si no puede soportar el más mínimo aroma a uva fermentada emanando de cualquier recipiente, entonces, cometerá usted el pecado de mezclar el vino con gaseosa y merecerá el peor de los tormentos del decimoprimer círculo del infierno donde cumplen penitencia todos aquellos que osaron mezclar semejante manjar con azúcar carbonatado.
Si por el contrario, usted no soporta ese brebaje conocido como gaseosa, agua con azúcar y burbujas artificiales, hasta el punto de atemorizarle el hecho de tener que tragar un vaso de tan deleznable bebida, entonces, y solo entonces, añadirle un buen chorro de vino para mejorar el mejunje no solo no es pecado sino que es virtud.
Se puede mezclar otras bebidas con vino pero jamás vino con otras bebidas.
Añadir vino a la gaseosa, al refresco de cola, de naranja o de limón es de virtuosos porque mejoramos una bebida repugnante. En cambio, añadir gaseosa, o cualquier refresco, al vino es pecado porque estropeamos un manjar con bebidas detestables.
No es lo mismo vino con gaseosa que gaseosa con vino.
Qué estupidez escriben …acaso no es la misma mescla….
Anibal, justo estaba pensando “que tonteria” cuando baje y vi tu comentario. No iba a escribir nada pero ya que pensamos igual, apoyo el tuyo.