Pues si, damas y caballeros, ilusión óptica, más que nada porque a simple vista, al ojo, la única forma de distinguir los dos rosados de sangrado que elabora Bodegas y Viñedos Valdelares, es por la forma de la botella… y en el precio, porque el corcho llevan el mismo.
Así pues tenemos dos rosados de sangrado del 2015, diferentes en el interior pero bastante parecidos en el exterior, dato curioso, pero es lo que tienen las bodegas pequeñas, que dejan que el vino hable por si solo y no se preocupan demasiado de que la etiqueta diga demasiadas cosas… como nos gustan los rosados de Navarra… y que buena época llega para empezar a disfrutar de ellos.
El primero de ellos se trata de Valdelares Rosado 2015, el de la botella más bajita, un rosado de sangrado que se elabora ensamblando Tempranillo, Cabernet y Merlot, a partes iguales.
Un rosado de color vibrante, rojo purpúreo, con brillos magentas, violeta que torna rosa conforme el vino pierde profundidad en la copa, limpio y brillante, cristalino. Muy vivo, un colorcito precioso.
Sus aromas no son demasiados intensos siendo de complejidad media, con muchos recuerdos a frutos rojos (ciruelas, guindas, cerezas) y un punto de manzana (verde), al beberlo tiene un empezar en boca sabroso y goloso terminando en la garganta con un trago seco y un punto amargo delicioso, es refrescante y muy agradable de beber.
El rosado de la botella más alta, es Valdelares Rosado Expresión 2015, también de sangrado, pero tan solo del sangrado de depósitos de uva Merlot… en el etiquetado no pone «Expresión» por ningún lado y nos remitimos a la denominación que hacen de el en la bodega.
Se trata de un vino de vivo color rojo cereza con brillos rosáceos, cristalino y que torna rosa pálido conforme el vino se aproxima a la pared de vidrio de la copa.
Sus aromas tienen una intensidad media, cierta complejidad, muchos recuerdos a fresas, cerezas, chucherías (los famosos Palotes de Fiesta que muchos recordaremos, o para los «puristas»: caramelos de nata-fresa) y gominolas que forman un conjunto golosón y muy agradable en nariz.
El «beber» de este vino es muy equilibrado manteniéndose constante en todo su recorrido por el paladar, amable, muy frutal, sedoso al tacto en boca y con un final delicado y refrescante, una auténtica delicia.
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