Es fustrante ver como en muchos sitios siguen ofreciendo «vinos de la casa» completamente imbebibles cuando por unos céntimos más tendrían vinos deliciosos… ofertones de añadas a punto de morir, agonizando primero en la botella y luego en los hígados de las víctimas del hostelero de turno… existen muchas alternativas a la botella de vidrio, muchas buenas, que permiten disfrutar de un vino bueno a un precio comedido permitiendo al hostelero servir mayor calidad incluso a un menor costo… pero cierto bagaje, cultural nuestro, positivo sobre el vino embotellado, y negativo sobre aquel sin embotellar, retienen a muchos en seguir pagando carísimos precios bajos.