El pasado Viernes 11 de Octubre, tuvimos la oportunidad de organizar una curiosa cata seguida de una deliciosa degustación de productos. Se trataba de ofrecer varios vinos elaborados con la uva Tempranillo y ofrecer a los asistentes, «in situ» los aromas más característicos de dicha variedad.
De esta manera comprobábamos si realmente, las notas de cata que describen los diferentes vinos, son de verdad útiles para elegirlos o no sirven para nada. Si la nota de cata nos comenta que el vino tiene recuerdos a «moras», pues los asistentes tendrían a mano unas moras para comparar aromas.
Los aromas que ofrecimos en dicha cena eran: Frambuesas, Moras, Grosellas, Ciruelas Negras, Regaliz, Canela, Vainilla, Coco, Pimienta Negra y Menta.
Sin lugar a dudas la mejor forma de comprobar en el momento si los vinos «huelen» o no «huelen» a cosas.
Los vinos que bebimos y la opinión que tuvimos de ellos sobre los aromas que teníamos a nuestra disposición:
El primer vino que se bebió fue Abadía de la Oliva Maceración Carbónica Tempranillo, en el cual descubrimos muchísima fruta, las ciruelas, las frambuesas y las grosellas estuvieron presentes con un sabroso regaliz al final del trago.
Las Lomas fue el segundo vino de la tarde y nos deslumbró su persistente regaliz, mucha mora sobre un fondo de vainilla y canela.
Con el crianza de La Rioja, Finca de los Arandinos, nos empezamos a encontrar muchísima incidencia de la barrica, la fruta, aunque integrada perfectamente, aparecía en segundo plano tras un delicioso recuerdo a coco, vainilla y canela y un sutil punto de regaliz. Nos apareció también ciertos aromas a toffe y café.
Los Estares Crianza nos ofreció muchísima fruta, moras, frambuesas, ciruelas, muy maduras y en compota, en perfecta armonía con los recuerdos tostados, vainilla, coco y canela de su crianza en barricas de roble. Un delicioso punto de pimienta negra.
Terminamos con un vino de Toro, Munia Crianza, en el cual encontramos la fruta, sobre todo en compota y ciruelas muy maduras, sobre los aromas aportados por la barrica, la vainilla y la canela con un punto de pimienta negra aparecía sutilmente y perfectamente integrados con los recuerdos frutales.
Fue una interesante experiencia en la cual pudimos comprobar de primera mano si los vinos, realmente, nos recuerdan a los aromas que nos dicen los «expertos» que encuentran en ellos.
No obstante hay que recordar que encontramos muchos más aromas que los que ofrecíamos en esta cata.
Sin lugar a dudas seguiremos repitiendo estas experiencias con otras variedades de uva, otros vinos y muchísimos más aromas.